lunes, 4 de octubre de 2010

RÍOS DE TINTA



Ingredientes:

(Para la salsa de croqueta)
  • Calamares
  • Dos bolsitas de tinta de calamar
  • Cebolla
  • Puerro
  • Zanahoria
  • Tomate
  • Pimiento verde
  • Brandy
  • Ajo
  • Sal
  • Aceite

(Para la bechamel)
  • Harina
  • Mantequilla
  • Leche
  • Nuez moscada

(Para la base del pintxo)
  • Patata
  • Aceite

(Para la confitura de tomate)
  • Tomate pera
  • Aceite
  • Azúcar
  • Agua

(Para el all-i-oli)
  • All
  • Oli

(Para el rebozado)
  • Harina
  • Huevo
  • Galleta de Inca picada


Preparación:

Para esta receta es muy importante haber salido la noche anterior. Se debe llegar a casa al alba, bien cocido y con un par de calabazas, que no se utilizarán, pero motivarán para ponernos delante de los fogones. Cuidado con los cuchilllos y el fuego, y la receta, siempre a mano.

Empezamos por la salsa. Salpimentamos los calamares y los pasamos por la plancha. Los retiramos y los dejamos enfriar. Mientras tanto (ya se nos va pasando el pedo) se han puesto a rehogar en otra sartén (vaya follón con esta trufa, piensas) el ajo, la cebolla, la zanahoria y el puerro, el tomate y el pimiento.

Una vez enfriados los calamares, los desbrozamos, intentamos salvar y reservar toda la tinta que podamos y los troceamos. A la sartén con las verduras. En este momento nos miramos las manos negras y el cuerpo nos pide ir a la cama. Seguimos.

Una vez todo junto y rehogado en la sartén llega el momento más peligroso dadas las circunstancias. Se coge la botella de brandy (lo ideal es cognac, pero podemos recordar que llevamos horas bebiendo garrafón). Aunque ya nos esté entrando el bajón, NO SE BEBE EL BRANDY. Por el contrario lo pondremos primero en una cazuela a hervir y después se echa en la sartén. Cogemos el mechero y es el momento de sincerarnos con nosotros mismos para decidir si podemos seguir con la receta. Si és así, flambeamos y que sea lo que Dios quiera.

Ya está. Ya pasó. Se deja reposar la salsa. Nosotros también podemos hacerlo, pero venciendo las tentaciones de ir a la cama. Empezamos con la bechamel. Mantequilla al fuego. La harina después, poco a poco y removiendo. Sin que se queme. Se calienta la leche en otra cazuela (vaya follón) y se va echando poco a poco. Y venga remover. Tiene que salir espesa y sin grumos, pero no debemos desanimarnos ante cualquier resultado. Nuez moscada nunca tenemos, pero queda bien. Cuando esté hecha se añaden las bolsitas de tinta, la que hayamos reservado antes de los calamares y la salsa, que antes se ha triturado con el turmix (los vecinos contentos a esas horas). Deben quedar tropezones.

Nos lo hemos ganado. Extendemos la salsa en una bandeja, lo ponemos a enfriar y nos vamos a dormir. Antes una ducha no estaría mal, por la tinta y eso. Al despertar no nos lo creeremos, sobre todo al ver el estado de la cocina. Conviene haber guardado la botella de brandy para evitar tentaciones. Se coge la pasta de croquetas y eso; bolita, harina, huevo y galleta picada. Cuanto más espesa la pasta y más rebozado, menos se observará el color negro del relleno -importante para el efecto sorpresa-. Se frien como cualquier croqueta.

Nos acordamos de todo lo queda y nos sorprendemos de nuestra moral el día anterior. La confitura de tomate no tiene secreto. El tomate pera se pela, se le quitan las semillas -sí, es necesario, porque amargan-, se tritura y se rehoga en aceite (hemos tenido que limpiar cazuelas y sartenes de antes de ir a dormir). Se echa bien de azúcar y cubrimos con un poco de agua. A fuego lento hasta que se caramelice.

La base de patata es lo que es. Se cortan en rodajas (tantas como pintxos) de medio centímetro y se fríen. Y queda el all-i-oli que, a diferencia de otras recetas, en esta no tiene porqué ligar, ya que tampoco lo hicimos nosotros la noche anterior. El pintxo se sirve con la base de patata, la croqueta encima y se corona con una cucharadita de la confitura de tomate y una lágrima de all-i-oli. Todo ello ensartado en un palillo que habrá que haber roto en su extremo inferior para que no nos patine la patata -importante-.

Llegados aquí, ya sólo nos queda presentarlo, contando a los comensales nuestro estado durante la preparación para que se valore en su justa medida ;-)

* Pintxo presentado por Zotes en el certamen de Santa Ponça, injustamente relegado a un segundo premio por sus propios amigos

4 comentarios:

  1. Estas diciendo que nuestro primer premio es injusto? ya lo tenias apalabrado el reparto de puntos? tongo!tongo!

    ResponderEliminar
  2. jajajaj,me encanta el relato!!!

    ResponderEliminar
  3. _:))))))))))... no sabes lo que daría por que hubiera uno de esos vídeos a cámara rápida de todo el proceso_:)))))

    ResponderEliminar
  4. También podemos hacer un concurso sobre los mejores relatos de recetas. A ver si así tengo más posibilidades... ;-)

    ResponderEliminar